En la actualidad, cumple una condena de 16 años a cumplirlos, sin derecho a apelación, en una prisión en Estados Unidos.

El exdiputado por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), Miguel Gutiérrez, cometió los crímenes de conspiración de distribución de cocaína y lavado de activos en Estados Unidos, debido a su desesperación por el quiebre de un negocio, de acuerdo con un documento entregado por su defensa el día del juicio.

“Desafortunadamente, los crímenes del señor Gutiérrez fueron impulsados por su desesperación causada por un negocio en quiebra y, cuando estaba en mejor situación económica, fue un pilar de la comunidad conocido por su generosidad y buenas obras”, indicó la firma de abogados Akrivis Group, que representa al recién condenado a 16 años a cumplirlos, sin derecho a apelación, en una prisión en Estados Unidos.

Un documento al que tuvo acceso este medio señala que entre 2014 y 2020, Gutiérrez usó empresas familiares para blanquear ganancias provenientes del narcotráfico, valoradas en 6 millones de dólares.

AISLAMIENTO Y SALUD MENTAL
De acuerdo con su equipo de defensa, Gutiérrez fue puesto en aislamiento en dos ocasiones mientras estaba en el Centro Federal de Detención de Miami, por problemas de salud mental.

Durante la espera, según su defensa, el caso se cerró y permaneció en el limbo. Gutiérrez era “incapaz de impugnar su situación o demostrar que en realidad no necesitaba tratamiento, no podía cooperar y no podía hacer avanzar el caso hacia una resolución. Así, durante casi un año, el señor Gutiérrez experimentó mayor aislamiento, frustración y sentimientos de abandono mientras esperaba su traslado a Butner”.

Según un documento al que tuvo acceso este medio, cuando Gutiérrez fue transferido a Butner, experimentó dificultades para comunicarse con su familia y su abogado, debido a que las visitas eran imposibles y duraba a veces hasta un mes sin poder hablar por teléfono con sus allegados.

El discurso que presentó su defensa ante el juez justo antes de la condena final, señalaba que durante su estancia en el centro médico, estuvo alojado con personas “verdaderamente locas, que gritaban por las noches y que el señor Gutiérrez temía que pudieran lastimarlo”.

Además, no tenía con quién hablar durante el tiempo dentro del centro, y eso aumentó sus sentimientos de ansiedad, frustración y abandono. Al final de sus evaluaciones, concluyeron que era competente y no necesitaba ningún tratamiento o medicamento para restaurar su estado mental y luego regresó a Miami para continuar el proceso judicial.

“Pero estas experiencias han dejado en Gutiérrez una impresión duradera que llevará durante el resto de su estancia en prisión”, indica el documento.

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